FaBulARio

29.1.04

La vida es sueño

Pobre Segismundo, condenado al maleficio platónico de la caverna.
"Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño,
que toda vida es sueño,
y los sueños sueños son."
La vida es sueño, Segismundo, toma un café cada mañana.

26.1.04

Elefantes II

Prometí contar el final de esta historia hace ya demasiado tiempo. Una promesa es una promesa...
Este elefante, el primer elefante con trompa que pisó la Tierra fue el padre de su especie tal y como hoy la conocemos. Como en todas las historias, Cyrano encontró a una elefanta que admiró su trompa como se admira a la primera bacteria del universo.
Aquellos elefantes perfectos, de nariz ética y estética, probaron la ley darwiniana en su propias narices.

Os cuento esta historia porque el papel del cocodrilo era un misterio para mí. Este cocodrilo era Dios: lo descubrí cuando, más tarde, visité el museo británico. En un mural de una pirámide egipcia aparecía este cocodrilo, Ammut, el dios de los muertos, que devora las almas no dignas de la inmortalidad.
La verdadera historia de esta historia es la de Ammut, el dios de los muertos, que se conmueve de un animal sacrificado en vida. Es la historia de Ammut, el dios de los muertos, que salvó una vida.

22.1.04

Elefantes

Una vez leí un cuento extraño acerca de los elefantes que impactó mis neuronas vírgenes lectoras.
Según esta fábula, al principio de sus días, los elefantes tenían en sus cabezotas una nariz pequeña con la forma tan común de la nariz humana. Ocurrió que una elefanta dio a luz a un elefantito con una nariz terrible, al que llamó Cyrano. Todos los elefantes se reían del pobre animal con esa nariz magnífica y ultra-paquidérmica, y Cyrano acabó por huir de la sabana, y adentrarse en la selva para abandonarse a la muerte donde jamás nadie pudiese mirar su pecado.
Un día se acercó a un río a beber agua, y un cocodrilo hambriento le habló así: "Amigo elefante, acércate, necesito decirte un secreto al oído"... y Cyrano, tratando de ser un elefante educado, o todo lo educado que un elefante infeliz puede ser, se acercó al cocodrilo, que no tardó en cerrar su mandíbula sobre la nariz funesta del animal. Cyrano trató de zafarse de una muerte atroz empujando con toda su masa, y el esfuerzo gigántico estiró su nariz hasta convertirla en una trompa.

... Mañana os contaré cómo acaba la historia.

21.1.04

Tarzán y Jane

Hoy contaré la historia de Tarzán y Jane.
Pudieron haber sido felices pero Jane se empeñó en construir un apartamento en aquel árbol. Entonces, Tarzán hipotecó su vida: una habitación sencilla bastó sólo por un tiempo, pero más tarde, Jane sugirió ampliar la cabaña porque un bebé estaría pronto en camino. Y necesitaba una cocina. Y unos bancos donde sentarse. Y una mesa. Y un lecho, y una ventana y una puerta. Y un ascensor.
Tarzán hizo cuanto pudo por complacerla, pero hubo un tiempo en que la civilización necesitó más espacio en la mente de Jane, y Tarzán tuvo que construir más cabañas en los árboles, y limpiar las veredas, y colocar señales por doquier que decían cosas como "Tall Tree Street" o "Even-Taller-Tree Street", para que Jane encontrase un orden perfecto en aquel barullo selvático.
Un día Tarzán miró a su alrededor y ya no vió más ese Edén africano que le había tenido felizmente preso antes que Jane. Entonces, Tarzán dijo: "Yo marchar, Jane. Yo buscar una nueva selva donde ser libre sin ti". Y se mudó a Nueva York. Allí fue Spiderman, el hombre araña.

15.1.04

Montañas azules

Cuando yo era una niña pintaba las montañas azules, porque las miraba en la distancia.
La maestra insistía en que fuésemos realistas (ella era de la escuela de Corot), y yo, aún sin saberlo, ya era impresionista y apuntaba al expresionismo de Kandinsky.
El color es la materia más hermosa que el mundo lega a nuestra retina. Sin embargo, no todos están dispuestos a admitir que la sombra es luminosa y que el negro surge de la mezcla del rojo, del azul y del verde.
No sé porqué nadie ve que el cielo vibra en matices de rojo y de bermellón, y que las hojas de los árboles no son únicamente verdes, sino rojas y azules.
"Las montañas son marrones", me decía aquella profesora ciega. Y por mucho tiempo me sometí en parvulario al yugo de la convención del café. Sin embargo, hoy reconozco que siempre vi las piedras de las montañas azules, y el mar verde, y los árboles anaranjados, y el cielo azul cobalto y rojo zinc.
"Quíteme el lápiz azul, pero sólo arrancándome las pupilas logrará que vea las cosas de su color", le dije.

13.1.04

Astros

La fórmula de mi vida tiene demasiadas incógnitas, y mi corazón es astrofísico: cuando mis ojos miran las estrellas, sólo ven los agujeros negros, y en la luna hay un profundo cráter que causó el meteorito de mis verbos astronautas.
Tu recuerdo brilla en la galaxia de mi mente como una supernova. Tu voz resuena en el vacío de mi ingravidez mental como un cometa perdido. Como un planeta muerto. Como el satélite muerto de un planeta a la deriva.

12.1.04

De letras y números

Todo el mundo sabe que los ceros son esencialmente nihilistas. Un cero es una boca que grita su pena: la pena del cero, como cantaba Oliverio Girondo.
Todo el mundo sabe también que la alfabética O se confunde a menudo con el numérico 0, y es porque su lenguaje es el mismo.
El cero es silencioso, pero la O habla por ella y por ese signo callado que habita las calculadoras. La O dice: "Oh! El cOsmOs es amOrfO, OscurO. VacíO. ObsOletO. TOdO es un engañO. TOdO es cerO". Y el cero, que no habla, la mira desde su mecánico botón en la calculadora. Asiente. Aprieta "X" y destruye el universo.

9.1.04

Blancanieves

"He vuelto a la vida. He sido Eurídice y este hombre que me ha besado es Orfeo.
Una vez fui Perséfone.
He sido tantas, que ya no tengo memoria. Estoy condenada a morir y a resucitar, a hacer una y otra vez este mismo milagro que me agota.
Según Mircea Eliade, me hallo en ese punto inestable que es el umbral entre dos dimensiones. Yo soy ese umbral. Mi cuerpo es ese umbral.
La próxima vez que vengan a resucitarme fingiré no despertar."
Esto pensó Blancanieves justo después de que el príncipe la besara.
Por eso Lázaro no se movió cuando Jesucristo le dijo: "Lázaro, levántate y anda".

7.1.04

Sillas

De nuevo aquí. Veo que todo sigue igual. Esta habitación sigue siendo verde, y el tiempo no ha pasado por ella.
Los años devoran los huesos como larvas, pero las cosas siguen siendo cosas sin piel, y sobre ellas no pasan los minutos.
Esas uvas que nos comemos en diciembre son la píldora de la vejez. Aún no he visto a una silla comerse una uva. Tampoco he visto arrugas en sus ojos, y eso no es porque no tenga ojos.
Las sillas ven envejecer a sus dueños, y son ellas las que lloran más su ausencia cuando alguien muere.
No son perros los que aúllan, son el monstruoso llanto de esas sillas que siguen viviendo, cuando los cuerpos que las poseían dejan de estar.

4.1.04

Problemas técnicos

Siento anunciaros que tengo problemas técnicos en mi ordenador, y estaré ausente unos días hasta que los solucione.

Echadme de menos.