FaBulARio

16.6.04

Edad de piedra

Si las piedras tuvieran sentido, cada camino sería un libro de viajes.
La memoria sería ese rastro de migas de pan que los niños aprendieron a tirar para no perderse en los bosques.
Cada vez que alguien levantase una piedra encontraría una palabra. Tú y yo podríamos leer el paisaje. Decirnos cosas en silencio con las piedras que guardamos en los bolsillos. Las piedras hablarían de amor por nosotros, y nosotros sólo diríamos cosas como: "Qué bien habló esta piedra".
Puede que algún día olvidemos nuestra voz, y sólo podamos recordar el color gris de una piedra, incapaz, al otro lado de un teléfono.

14.6.04

Cosmogonía

En cada esquina de mi casa hay un semáforo para indicar el camino a las mariposas. En cada peldaño de mi escalera hay una huella borrable, una colilla anónima. Hay un manual de instrucciones "para subir escaleras", junto al pasamanos. Hay una pecera con un rótulo que dice "Mar Adriático". Hay un pez que Amelie llamó "Cachalote". Hay un puerto en mi bañera y una tempestad en cada desague. Cuando enciendo la lámpara es de día; cuando no la enciendo, no existe el mundo. En la alfombra he dibujado los planetas, para que el techo sepa a quién debe reclamar sus motivos. He roto mi último espejo: ha sido un suicidio.

2.6.04

La flor que quiso ser espina

La rosa, a pesar de que cada tarde iba a ser nombrada en miles de labios, quiso ser espina. La rosa pensaba que su muerte nunca podría superar su hermosura, que siendo espina su recuerdo no podría ser tan falso: nada del aroma efímero, cosa invisible, nada de una piel inexistente, nada de un color que jamas podría superar lo cierto.
La espina sería la espina siempre, la rosa quién sabe.