Guillermo Tell
Guillermo Tell se hizo famoso por su maestría en el tiro con ballesta. Fue el primer deportista del cuento. Sin embargo, las cosas nunca son como se cuentan, y el caso de Guillermo Tell es un equívoco más de los muchos equívocos que habitan nuestra memoria infantil.
Guillermo Tell odiaba a su hijo. Le odiaba hasta el punto de desear matarle. Él nunca había disparado una ballesta y jamás había vencido a una diana. Lo preparó todo minuciosamente, el crimen perfecto después de una provocación perfecta. Su hijo estaba allí, temblando, con una manzana verde sobre su cabeza, y sabía que Guillermo Tell, su padre, iba a disparar una flecha, una flecha irrevocable y mortal. Cuando esa flecha tocara el aire, estaría muerto: esas décimas de segundo entre la ballesta y la muerte serían sólo un tiempo robado al azar.
Sin embargo, Guillermo Tell tenía una puntería horrible. Erró su disparo, y acertó en la manzana.
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