FaBulARio

21.11.03

Amor

Te respondo, Lynxai, sobre el amor.
Orfeo quería ser poeta. La élite literaria no dejaba de burlarse de este ridículo semidios, y en toda Grecia se decía que sus composiciones eran tan ripiosas que incluso conseguían adormecer a las fieras. Publicaba su obra en co-ediciones y la escasez de sus ganancias, sus derechos de autor, le deparaba una vida miserable. Sus pocos amigos le aconsejaban que escribiese una tragedia (porque esta era la mejor forma de ganarse el Planeta) y que se dejase de cancioncillas absurdas. Un día, Orfeo se dijo: "Escribiré una tragedia. Será la historia de amor más triste que jamás se haya representado en toda Grecia. Sófocles se morirá de envidia, Eurípides se morirá de envidia. Al fin, irremisiblemente, reconocerán mi talento".
El resto de la historia todos la conocemos: soltó una serpiente junto a su amada. Eurídice murió. Entonces, Orfeo bajó al Hades, donde compuso sus mejores poemas ante su mejor público. Lloró la hermosura de su amada muerta hasta que los oídos de los muertos ensordecieron. El mismo Hades, agotado por sus cacofonías, consintió en liberar a Eurídice.
El fin de la historia todos la conocemos. Son quizás estas últimas palabras las que el tiempo borró: "Eurídice, ahí está el mundo de los vivos. Sin embargo, tú no lo conocerás de nuevo. Tu muerte es mi tragedia". Y entonces, volvió la vista, y dejó que Eurídice se perdiera.