FaBulARio

16.5.04

Drácula

Pobre Conde Drácula: condenado a contar plátanos en Barrio Sésamo, condenado a beber leche pasteurizada.
Uno, dos, tres... Él quiere hacer raíces cuadradas, ecuaciones de segundo grado, potencias. Condenado a repetir una simple progresión ascendente. Ni siquiera tiene la dignidad de poder usar una calculadora. Calcular los centímetros cúbicos de sangre que caben en una copa, el área de un ataúd, la catenaria del vuelo de los murciélagos.
Por el día, con las manos cruzadas sobre el pecho, después de su trabajo en el plató infantil de la calle Sésamo, recuerda a su amigo Murnau, a Bela Lugosi. Recuerda los armadillos. Todos se fueron. Él está condenado a permanecer.