FaBulARio

19.12.03

Cuento de Navidad

Cuando Santa Claus era un niño también creía en Santa Claus. Cada Navidad escribía una carta para pedir, como todos los niños de su época, una maqueta de tren. Le gustaba viajar en tren: el avión aún no se había inventado. El tren era una serpiente segura de sus pies sobre la tierra. El tren, soñaba, es el que trae a Santa Claus desde el Polo Norte con todos sus regalos, con todas sus maquetas de trenes para todos.
Santa Claus nunca recibió ninguno de sus regalos, sólo sus cartas devueltas puntualmente a principios del nuevo año, con un sello en rojo que siempre gritaba el mismo mensaje de tinta: UNKNOWN. Un desconocido. Fue entonces cuando se miró al espejo, y Santa Claus empezó a sospechar que él era Santa Claus.